Como escribirle al viento lo que siento, para que se lo lleve tan lejos que no quiero saber de ello, porque no tengo tiempo, porque lo perdí con el esfuerzo, y ahora no tengo mas que palabras para describir lo que siento en este momento.
Miro a mi al rededor y veo lo que los demás no ven, y posiblemente no interactúan con ello, porque la vida se va entre palabras y pensamientos que se estancan en las ideas que vagando se encuentran. Hasta que un día decidimos poner en práctica y apostar nuestro tiempo. Trato de concentrarme, pero siento mucha preocupación, aunque por dentro sé lo que es correcto.
No me imagino la vida como si fuera la de otra persona, aunque desearía tener lo que otros tienen, y no para presumir que lo tengo, sino para conocer un poco más, aunque debería valorar lo que tengo para poder apreciar lo que posiblemente tendré, y es que no me quiero quedar ahí, mirando y esperando a que las cosas sucedan, como al tiempo que escribo estas letras, pensando en lo que dirán cuando lean lo que escribo. Tal vez esto le sirva más a otra persona.
Me miro en el espejo y me pregunto qué será aquello que algunas personas ven en mi, siendo superficial, y un poco más objetivo, no comprendo hasta donde puede llegar una persona a amar a otra cuando se dispone a estar con ella toda su vida, y el problema no es comprometerse, sino que no vaya como quisieras, aunque todo depende de como se tomen las dos partes, para aligerar la carga.
Para olvidarme de los problemas, de escuela o no, a veces me imagino lo que sería de mi si yo fuese un animal, aunque no tan salvaje, para no entorpecer a las masas y afectarlas de la forma en que yo he sobrevivido, pues me mantengo constante pero no es suficiente. Pareciera que estoy en un confesionario, pero ni siquiera se acerca un poco a lo que realmente siento.
Mientras escribo observo a mi alrededor, estando al aire libre, posicionando mi mente en lo que serán las próximas palabras que permanezcan aquí, sólo para presumirlo en un par de horas, pidiendo que me lean, para sobrevivir. O eso es lo que en la alta sociedad han querido decir, y lo han logrado con la mayoría, sin sumirme en el conflicto, que de por sí no es el único, los demás son existenciales.
También siento ganas de cantar, sin importar lo que la gente mencione, sólo para entender que la vida no depende de lo que los demás digan, sino de aquello que disfrutamos y si lo queremos hacer o no, dejándonos llevar por el momento, y no tengo duda de ello, aunque si me preguntaran donde quisiera nacer, o un sin fin de cosas, seguramente ya habría cambiado de opinión, pero sé que muchos otros quisieran estar en mi situación, que a comparación de la suya resulta ser mucho mejor.
Estoy a punto de irme y recoger mis cosas, esperando una llamada por la cual no espero mas que un «¿listo para irnos?» del lugar en el que actualmente me encuentro, donde paso la mayor parte de mi tiempo de lunes a sábado (sí, ahora también el sábado), y no es que no quiera irme, pues simplemente al paso que voy lo único que me hace falta es perseverar aún más, y una prueba de ello es aclarar mi tiempo, pero creo que se está volviendo un poco difícil, pero no tengo problemas con la dificultad, a no ser que desista y me rinda, o ya no pueda más, pero eso sería cruel, así que lo prefiero ignorar.
Hacer algo que me gusta es como ver la vida de otra forma, sin sistematizaciones, que sólo lo hacen cada vez más aburrida, y por mucho que me queje no puedo cambiarlo, y eso quisiera, pues de verdad todo esto nos ha llevado a cometer el más grande error, que es no vernos como un error y desencadenamos aún más errores y que si todo tiene solución ya nada de lo que tenemos debería tener valor, pues tan pronto como no lo veamos venir se irá, sin haber dejado huella, y sin vivir para los demás, siempre valorándonos más de lo que nos hacen creer que valemos, en general y sin excepciones.